jueves, 22 de octubre de 2009

La alternancia y sus efectos

Cesar Nava, Dirigente Nacional del PAN parece haber comprendido que las épocas de crisis son tiempos apropiados para reclutar militantes, y se adelanta a los demás partidos políticos, con una estrategia que se propone afiliar a 300,000 individuos en el país.

Desde luego, me parece un proyecto viable si consideramos los millones de simpatizantes que tiene esa organización, y que no han formalizado su pertenencia al partido fundado por Manuel Gómez Morín en 1939.

Pero más que factible me parece una emergencia que se atiende bajo el un cálculo que se hace en función de sus fracasos electorales y de gobierno, que han construido el vaticinio generalizado de que, será el PRI y no el PAN, quien ganará la presidencia de la República el año 2012.
Por su parte, y para no salirse de su carril de la discordia interna la Dirigencia Nacional del PRD, fustiga a los que se “sienten dueños del partido”. La verdad es que, aunque sean muchos los que ostenten factura de propiedad, no serán suficientes para sacarlo de la barranca donde cayó en la elección federal pasada.

En este escenario vemos a Cuauhtémoc Cárdenas pronosticando que, de seguir así el PRD jugará un papel meramente testimonial, es decir, irán resignados a no ganar las próximas elecciones; mientras Andrés Manuel López Obrador nos invita insistentemente a “salvar al país” ondeando la bandera del Partido del Trabajo .

Estos desfiguros, entre otros, que tienen por los suelos la imagen de todos los partidos políticos, nos confirman que en México nos falta mucho para ser una democracia. No olvidemos que para elevar a niveles superiores a nuestra joven, pero ya acusada y acosada democracia, debemos de configurar antes que nada, un sistema autentico de partidos políticos donde sean sus militantes efectivos quienes definan su rumbo, y no las cúpulas que se han adueñado de ellos.
Algunos dirán que, ante los graves problemas los dirigentes y sus partidos, hacen lo que se puede, que la política es el arte de lo posible, que Roma no se construyó en un día, que es largo y sinuoso el camino del cambio etc. etc.

Pero habría que responderles a los no pocos justificadores del letargo convenenciero, que toda crisis debe convertirse en una oportunidad y que, la de ahora, no debe ser ocasión solo para jalar adeptos a los partidos, sino para atender de una vez por , el fundado reclamo de un pueblo que está urgido de políticos congruentes.

Los problemas que enfrenta el gobierno, y las resistencias a todo cambio que no produzca nuevas clientelas partidistas nos demuestran que, la alternancia trasladó el poder de la Presidencia de la República a la presidencia de los partidos y esto, no sería del todo negativo, si sus dirigentes fueran más leales con su ideología.

Somos pues, una Nación gobernada y frenada por los intereses partidistas y por eso, hay que subrayar la emergencia, ya no de crear nuevos partidos políticos (por favor), sino de que, cualquiera de los ya existentes, se convierta en un opción política seria congruente con nuestras realidades.

Coincido con la percepción que desde ahora vaticina el retorno del PRI al poder presidencial. Solo agregaría el deseo de que de volver, no sea el mismo PRI que se fue. Porque las circunstancias no solo pronostican su regreso, sino replantean la exigencia para que asuma la responsabilidad histórica que pocas veces atendió.

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